lunes, 27 de junio de 2016

La Unidad Canina de la Policía Local realizó  una 

exhibición en el Camp de Fuentes Blancas.


A lo largo de la historia, la ficción ha generado multitud de parejas dedicadas a combatir el crimen. Starsky y Hutch, Batman y Robin, el agente Richard Moser y su fiel amigo Rex... A diferencia de los dos primeros, el tercer ejemplo se aproxima de una forma bastante fidedigna a la realidad. En el caso de Burgos, dicha labor recae sobre la Unidad Canina de la Policía Local, cuyos ocho guías y seis perros desarrollan una tarea multidisciplinar.
Y es que más allá de la detección de estupefacientes o las actuaciones de protección y defensa, el instructor de la Unidad, Javier Macho, asegura que agentes y canes desarrollan una labor «mucho más preventiva que represiva» capaz de abarcar diversas áreas como el menudeo y el tráfico de drogas, absentismo escolar, seguridad ciudadana o patrullaje turístico.
El ámbito escolar es, sin lugar a dudas, uno de los más importantes para los agentes-guía de la Policía Local, pues uno de los objetivos fundamentales de la Unidad es que «los menores nunca empiecen a consumir porque luego eso trae graves problemas», señala Macho. Para ello, la Policía Local organiza exhibiciones para escolares y colectivos sensibilizados con el mundo animal. Es el caso de los usuarios del Centro de Atención a Minusválidos Psíquicos (Camp) de Fuentes Blancas, que ayer disfrutaron de una breve pero intensa muestra del trabajo diario de los agentes.
Para ello, los agentes realizaron varias pruebas que permitieron demostrar que «la simbiosis entre perro y policía es total», puesto que «el perro obedece a cualquier gesto y cualquier voz». Dicho y hecho, los agentes caninos cumplieron su función ante la atenta mirada y expectación de los usuarios, algunos de los cuales participaron de forma activa en la demostración.
De sobra se ha demostrado que las actividades con animales poseen un notable nivel terapéutico, sobre todo a la hora de trabajar con determinados colectivos. La muestra, en este caso, funcionó de perlas, ya que a los usuarios del Camp «les gustan mucho los animales» y, además, «les viene muy bien convivir con gente de la ciudad», explica Piedad Prado, trabajadora social del centro.
Selección formativa
El entrenamiento y formación de estos policías de cuatro patas no es flor de un día. Tampoco es cuestión de años, pero lo cierto es que no todos los perros están preparados para asumir esta responsabilidad. Todo depende, según apunta Macho, de «las cualidades» de cada animal para posteriormente «hacer una buena selección».
«Entre tres y cinco meses, el perro tiene que estar preparado», asegura el instructor de la Unidad, cuyos ‘alumnos’, una vez finalizado su curso de formación, «van puliendo cosas» en la vía pública para adaptarse con garantías a sus funciones.
Fuente. El correo de Burgos



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